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La OPA del BBVA sobre el Sabadell y el sistema bancario español

Desde la crisis financiera de 2008 el sector bancario español ha atravesado una profunda transformación que ha supuesto el cierre de más de la mitad de sus oficinas y la salida de más de una tercera parte de los empleados. En menos de quince años ha pasado de cincuenta y cinco bancos y cajas de ahorro a apenas diez. La concentración de la banca española mediante fusiones y adquisiciones ha sido vertiginosa y ha transformado radicalmente el mapa financiero en España.


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El último movimiento está siendo el del BBVA que, ante la negativa del Sabadell para su adquisición, plantea una OPA hostil para hacerse con el control de la entidad con sede en Alicante. Este es un movimiento poco habitual en el sector bancario español y que no sucedía desde el intento del Banco Bilbao de hacerse con Banesto a finales de los años ochenta.

De salir adelante, se crearía un gigante bancario que se convertiría en el décimo banco más grande de Europa. La entidad resultante pasaría a formar parte del selecto club de diez bancos del viejo continente que cuentan con activos por más de un billón de euros (un millón de millones).

Una OPA poco amistosa

A grandes rasgos, una oferta pública de adquisición (OPA) es una operación por la cual una empresa ofrece a los accionistas de otra empresa cotizada la compra de sus acciones a cambio de un precio (que puede ser en efectivo o en acciones). Es hostil cuando la OPA se lanza a espaldas de la dirección de la empresa o pese a su desacuerdo, siendo este último el caso al que se hace referencia.

El BBVA –que quiere culminar la operación en un periodo de entre seis y ocho meses y para ello necesita recibir las autorizaciones pertinentes tanto de las autoridades supervisoras como de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC)– ha ofrecido a los accionistas del Banco Sabadell el mismo precio que proponía en el acercamiento al consejo del banco, el último día del mes de abril.

Configuración del sistema bancario español

Debido al proceso de concentración implementado en los últimos quince años, los tres grandes del sector en España –Santander, BBVA y CaixaBank– gestionan hoy hasta 29 entidades que, antes de la crisis, operaban individualmente y el sistema financiero está liderado por apenas diez grandes grupos. A los ya mencionados hay que añadir, además del propio Banco Sabadell, a Bankinter, Unicaja, Abanca, Kutxabank, Cajamar e Ibercaja.

Desde la Asociación Española de Banca (AEB) se exponía a principios de 2024 la fortaleza basada en diferentes pilares: modelo de negocio, solvencia, liquidez, morosidad y una banca comercial minorista geográficamente diversificada (en el caso de las principales entidades), basada en la prestación de servicios financieros y en la intermediación del ahorro, la inversión y el consumo de familias y empresas.

Una parte muy significativa de su balance –más del 50 %– está representada por depósitos minoristas con la que se financia la cartera de crédito a familias (principalmente para adquisición de vivienda) y a empresas (en buena parte pymes).

Se trata, por tanto, de una estructura de inversión-financiación muy diversificada que otorga mucha estabilidad al balance y una elevada recurrencia a la cuenta de resultados.


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Respecto a la fortaleza del sector

Los resultados de las últimas pruebas de resistencia, los test de estrés que coordina la Autoridad Bancaria Europea para evaluar la fortaleza de las entidades de crédito europeas, han puesto de manifiesto que los bancos españoles se encuentran entre los más resilientes y con mayor capacidad para afrontar con solvencia un eventual empeoramiento de la economía global, incluso en un escenario adverso.

Como conclusión de todo lo anterior, el nivel de rentabilidad de los bancos españoles casi dobla al promedio europeo. La rentabilidad es imprescindible para la sostenibilidad.

¿Qué implicaría esta OPA?

Sin duda, la puesta en marcha de una oferta de compra de acciones sin contar con el apoyo del consejo del Sabadell. No obstante, la operación no está bien vista desde el Gobierno porque “podría tener impacto negativo en el empleo y en la prestación de servicios financieros”.

Además, “un excesivo nivel de concentración introduciría un riesgo potencial adicional a la estabilidad financiera”, como indicó recientemente Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España.

Con esta operación, BBVA se posicionaría como segundo banco por volumen de activos en España, uno de sus principales mercados y de los que más ha crecido en sus últimos resultados. La entidad resultante contaría con 3 086 sucursales. Es decir, se convertiría en la segunda red comercial más extensa de España.

Para Banco Sabadell esta podría ser una buena oportunidad de crear valor para sus accionistas. Habrá que esperar a ver qué deciden la mayoría de los accionistas respecto a esta oferta y qué posición adoptan las autoridades y reguladores correspondientes ante la posible aparición de un nuevo campeón bancario en España.

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